"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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10-03-2014 |
Borís Kagarlitsky
Ucrania: Rompiendo la cadena alimenticia de la oligarquía
Boris Kagarlitsky *
Moscú, 03 de febrero 2014 (1)
La crisis que ha surgido en Ucrania, que implica una lucha entre un gobierno reaccionario que se está volviendo más autoritario día a día y una oposición no menos reaccionaria con tendencias abiertamente fascistas, ha creado algo cercano al estupor en ambos lados de la frontera.
La variedad de planteos va desde una disposición a participar en protestas y manifestaciones de cualquier tipo - con independencia de su objetivo, propósito, ideología o perspectivas - a las propuestas de apoyo a las autoridades existentes como un "mal menor”
En Rusia estos argumentos se sobreimprimen a la discusión sin conclusiones que se centró en las lecciones de los acontecimientos de 2011-2012, a pesar de los resultados reales de todos esos movimientos son perfectamente obvios al presente: todo terminó en un fracaso total.
Las únicas preguntas son si la izquierda pudo haber actuado de manera diferente de la manera en que lo hizo, y cómo las fuerzas se han redistribuido en base al devenir de los hechos (el contexto de una declinación general del movimiento no significó de manera alguna que todos los participantes terminasen perdiendo, algunos por el contrario fortalecieron sus posiciones).
Pero como sabemos , Ucrania no es Rusia. Contrariamente a la opinión de la intelectualidad liberal, la diferencia no es un mayor amor a la libertad o pasión especial por parte de nuestros vecinos occidentales, sino el hecho de que la clase dominante en Ucrania simplemente tiene muchos menos recursos a su disposición .
Esto determina el modelo específico de la democracia oligárquica que encontramos en Kiev. Los clanes ucranianos que la conducen, a diferencia de las corporaciones rusas, son incapaces de llegar a un acuerdo, ni de dividir el país de manera que todos tengan lo suficiente.
En Rusia no fueron las inclinaciones autoritarias de Putin sino la capacidad objetiva de los grupos dirigentes para satisfacer (más o menos ) a todos los grandes jugadores lo que permitió la estabilidad relativa de la década de 2000. La misma evaluación subyace en el repentino estallido de la crisis en 2011, cuando esta facultad de las autoridades se puso en duda.
Mientras tanto, la diferencia de recursos disponibles para las clases dirigentes de los dos países determina también el clima social.
La razón por la que los rusos hemos tolerado los problemas durante más tiempo no es porque seamos menos apasionados, sino porque nuestra situación es objetivamente mejor .
Sin embargo, el rápido agravamiento de la crisis social en 2014 amenaza con poner fin a este estado de cosas, incluso aunque "los bailarines cambien de lugar". Si la crisis política y la protesta social abierta estallan en Rusia, todo lo que ha sucedido en las plazas de Ucrania será un juego de niños.
Precisamente por esta razón, la cuestión de la "lección de Ucrania" es muy pertinente para la izquierda rusa. La pregunta no es qué es lo que nuestros compañeros del otro lado de la frontera occidental podrían o no ser capaces de hacer, sino cuáles conclusiones para el futuro logran sacar las organizaciones de izquierda de ambos países de lo que ha ocurrido.
En un marco más amplio, tres posiciones principales se pueden distinguir en la discusión sobre Ucrania, con organizaciones políticas y corrientes más o menos distintas detrás de cada una de ellas.
Al igual que en Rusia l a posición de la izquierda liberal consiste en apelar a la unidad del movimiento - en el caso de Ucrania, en la Plaza de la Independencia - "a pesar del dominio del ala derecha" para unirse con los nacionalistas dominantes y fascistas en una lucha ideológica por la hegemonía y por "la influencia sobre las masas". Este es el tipo de declaraciones que escuchamos en algunos miembros de la "Oposición de Izquierda", cuyos artículos y opiniones se publican con entusiasmo en los sitios web de Izquierda Abierta en Moscú.
Aquí vemos la continuidad lógica de la línea seguida por los liberales de izquierda en Rusia durante las protestas de 2011 y 2012, sólo que llevadas al nivel del absurdo. En Rusia, toda la discusión sobre tácticas y propuestas se basaba en que la izquierda desde el principio fue un elemento importante en el movimiento global.
Un número significativo de los manifestantes tomaron el liderazgo por la izquierda, y al final también obtuvieron una autoridad clara e influencia entre la masa de manifestantes.
En un grado importante estas oportunidades se perdieron como consecuencia de la posición adoptada por los dirigentes d el Frente de Izquierda , pero un gran número de los activistas y organizaciones se distanciaron a tiempo de esta posición, consiguiendo así que el Foro de las fuerzas de izquierda resolviese el boicot al Consejo de Coordinación de la oposición.
El resultado fue que, como resultado de la crisis de 2011, el peso ideológico de la izquierda en la sociedad rusa aumentó; incluso aquellos que durante 20 años habían fingido que no existíamos se vieron obligados a fijarse en nosotros. Pero difícilmente podríamos ser capaces de decir lo mismo de los acontecimientos actuales en Ucrania.
También hay otra diferencia fundamentalEn Rusia en 2012 nos enfrentamos a una lucha entre los izquierdistas y liberales por la hegemonía sobre las protestas, en condiciones en que los nacionalistas eran entre los manifestantes una fuerza relativamente marginal.
En la Plaza de la Independencia en Kiev la izquierda se ve obligada a enfrentarse a los nacionalistas y fascistas, que si bien no lo controlan todo ni de cualquier manera, mantienen sin embargo una posición de mando. Si bien es posible debatir con los liberales, hablar con la ultraderecha no tiene sentido simplemente porque la discusión racional sobre en el terreno de los argumentos y contra-argumentos es completamente imposible.
Toda la estructura y la cultura del movimiento ultraderechista se fundan en un principio completamente diferente; la hegemonía en estos círculos no descansa en las construcciones teóricas o analíticas sino en la fuerza, a la que hay que oponer otra fuerza similar
Pero la cuestión no es sobre "pecados" en abstracto. Si ese curso abriese alguna perspectiva para la izquierda sería posible discutir incluso alianzas que son bastante extrañas desde el punto de vista teórico . El punto, sin embargo, es que no existen tales perspectivas.
La izquierda en Kiev es invisible e inaudible .
Unos pocos izquierdistas, por supuesto, fueron golpeados y expulsados de las plazas al principio. Pero por ahora la izquierda es tan insignificante en términos de presencia e influencia que nadie se molesta más a golpear a sus miembros .
Esto, por supuesto, no quiere decir que la izquierda nunca volverá a materializarse como una fuerza política, pero la primera condición para ello será que reconozca el estado real de las cosas.
Obviamente, en las plazas no hay solamente ignorantes nacionalistas. Pero simplemente allí no hay un lugar que la izquierda pueda ocupar . Técnicamente y en términos de la situación, nadie aparte de los nacionalistas y los Banderovists [colaboradores de los nazis responsables de los asesinatos en masa] pueden salir adelante. Son los únicos que están encontrando "posibilidades emergentes"
Por último, la perspectiva de una "reconciliación nacional" se hace más real con cada día que pasa. Esto implicaría o bien un compromiso entre los ladrones de Donetsk y los instigadores de pogroms de Lvov (la variante más probable) o bien una semi-desintegración de Ucrania, no a lo largo de las líneas de este a oeste, sino según provincias (no es la peor posible variante, y también es bastante concebible)
Además, tenemos que entender nuestra posición real. En lugar de comparar una política que es correcta en abstracto contra otra variante política también correcta en abstracto, tenemos que observar la estrategia y la táctica de las fuerzas particulares que están presentes, y también tener en cuenta las circunstancias prácticas.
Si no se han creado antes las cabezas de puente organizativas, ideológicas y propagandísticas, no hay ya ninguna posibilidad de cambiar nada a través de un intento de involucrarnos en un proceso que ya está en marcha sin nuestra participaciónEn las protestas rusas de 2011 y 2012 la izquierda fue capaz de jugar un cierto papel independiente debido a que las estructuras, líderes, activistas y organizaciones que existían eran conocidos por lo menos en ciertos círculos, y ejercían una autoridad más allá de sus propios dominios estrechos.
Si no se han creado de antemano cabezas de puente similares, entonces es pura ingenuidad y autoengaño la esperanza de que los derechistas puedan ser superados o que el público pueda ser ganado para la izquierda.
Sin embargo, incluso en tal situación la pasividad no es la solución. Es muy significativo que el sitio web del partido "Borotba " reaccionase a los acontecimientos con la publicación de un artículo escrito por el filósofo esloveno de moda Slavoj Zizek titulado "Sobre la falsa sensación de urgencia", ensalzando la retirada ideológica de un mundo insatisfactorio: "En algunas situaciones el único curso genuinamente "práctico" es resistir la tentación de adoptar medidas sin demora, y en vez de ello "sentarse y esperar", y participar en el análisis crítico del presente"Es curioso que en este caso las personas que prestaron atención a Slavoj Zizek no fueran los izquierdistas glamorosos de Izquierda Abierta u Oposición de Izquierda , sino sus tradicionales adversarios de Borotba. Esto, por supuesto, no es el problema principal.
Estrictamente hablando, el punto de vista de Slavoj Zizek tiene al menos el derecho a existir. Pero lo que es permisible para un pensador individual es catastrófico para una organización.
En este caso si uno sólo se sienta y espera sumergiéndose en las sutilezas del análisis crítico, el resultado que le espera será el derrumbe o convertirse en un club de intelectuales de sillón incapaces del quehacer práctico.
Esta es la amenaza que se cierne sobre el partido Borotba. Su análisis de la situación, que puede verse en el sitio web Liva afín al partido, es sin duda, convincente y bien argumentado, pero no logra responder a la pregunta "¿qué hacer?", incluso en el nivel táctico.
No hay nada terrible en ser minoría, lo que es terrible es pasar desapercibido.
El desacuerdo y la crítica se convierten en hechos de nuestra existencia colectiva sólo si nuestros puntos de vista son dados a conocer, si no a la mayoría al menos a una parte importante de la sociedad.
Es sólo entonces que haber tenido razón puede, en retrospectiva, adquirir por lo menos algo de sentido político
Teniendo en cuenta el hecho de que la situación de la izquierda en este momento no permite victorias, la necesidad de pensar y actuar estratégicamente es aún mayor, para establecer cabezas de puente hacia la etapa que sigue, para llevar a cabo las luchas por nuestra cuenta en el terreno que nosotros mismos hayamos preparado, para encontrar lugares y oportunidades de hacer propaganda agresiva por nuestras ideas, de hacer uso de las debilidades del poder para obligarlo a hacer frente a los nuevos temas y para avanzar en nuestras propias demandas.
Esto podría implicar luchas sobre problemas sociales específicos, o incluso entrar en combate directo con los nacionalistas con el fin de ganar un lugar en las plazas.
Esta última vía fue la adoptada por un sector anarquista, cuyos puntos de vista ideológicos son, por lo menos, mucho menos desarrollados que las de los marxistas de Borotba.
Para los izquierdistas de Rusia que siguen los acontecimientos a distancia la noticia de los violentos enfrentamientos entre anarquistas y fascistas en Lvov y Kharkov aparecen como un rayo de luz en la oscuridad de la crisis ucraniana.
Pero tenemos que ser extremadamente prudentes evitando ilusiones e idealización
El programa político de los anarquistas es mínimo. No tienen una estrategia.
Sus tácticas se pueden reducir a fórmulas muy simples, aunque hay que reconocerlo, efectivas : "En el último año hemos puesto un esfuerzo especial en el desarrollo de una fuerza de choque. Esto nos ayudó a aguantar en Plaza Kharkov durante los ataques a nuestras filas el 19 de enero. Después de rechazar el ataque de los fascistas locales a la vista de la mayoría de los participantes en Plaza Kharkov, las provocaciones de los derechistas cesaron. El factor violencia no fue en absoluto el único en acción, pero estuvo lejos de ser insignificante. El consejo para todos es prepararse físicamente, preferiblemente en artes marciales, si se está en condiciones semejantes en las calles".Este consejo es sin duda valioso, pero como programa político es claramente insuficiente.
Aquí uno podría soñar, a la manera de Agafya Tikhonovna en "Una boda" de Gogol, que "los labios de Nicanor Ivanovich podrían ponerse junto a la nariz de Iván Kuzmich... ".Podríamos decir: el análisis marxista de las borotbistas podría combinarse con las tácticas agresivas de los anarquistas. ..
Pero la realidad es que no hay tal combinación en los hechos, y no puede ocurrir en forma mecánica. Sólo a través de la realización de acciones en los movimientos sociales de masas, a través de la creación de nuevos sindicatos y organizaciones independientes, y por medio de la propaganda activa que divulgue esas luchas, se pueden crear cabezas de puente políticas para la izquierda, junto con las oportunidades de la integración (y mutua re- educación) de diversas corrientes políticas.
Esto significa, sin embargo, que la izquierda no puede estar inactiva, y no puede simplemente hacer ruido alrededor de la Plaza de la Independencia (o donde sea), tiene que hacer uso del debilitamiento temporal del control del Estado y del vacío de poder que ahora está surgiendo con el fin de establecer sus propios espacios autónomos. Sobre la base de estos, será posible entrar en una nueva etapa "post-plaza" de la vida política.
Tanto en Ucrania como en Rusia, los grupos oligárquicos están en lucha por su lugar en la cadena alimenticia de la clase dominante (recursos, propiedad, fuentes de divisas, de corrupción, etc.).
Mientras tanto, la tarea histórica para el desarrollo o incluso la simple supervivencia de nuestros países depende de lo que puede resumirse como romper esa cadena alimenticia . Tarde o temprano, esta tarea será reconocida, si no por la mayoría de la población, por lo menos por una gran parte. Entonces la izquierda tendrá su oportunidad.
Lo más importante es asegurarse de que esta oportunidad no se le escape en tan torpe manera como todas las anteriores*B.Kagarlitsky estuvo el 27 y 28 de febrero en Bruselas como coordinador de un seminario “Ucrania, peligros y oportunidades”, con participación de distintas organizaciones ucranianas y rusas, organizado por “Postglobalization Initiative”, “Institute for Globalization Studies and Social Movements” (IGSO), y “Transnational Institute” (TNI). Además de BK participan Catherine Samary, Susan George, y otros. Esperamos la difusión de los materiales de este evento
(1) Los escritos de Boris Kagarlitsky sobre Ucrania nos están llegando con mucho retraso. Aparentemente lo desplazaron de la columna que tenía en un diario de Moscú, este artículo los llega a través de una revista australiana. De cualquier manera, pese al retraso respecto de los acontecimientos, nos parece importante dar a conocer una fuente de información y de opinión sobre la situación de la izquierda ucraniana. Aquí de eso no nos llega absolutamente nada.
FERNANDO MOYANO
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